domingo, 19 de junio de 2016

CUANTAS BECES PUEDE ESTAR LA MUJER CON SU PAREJA

Cuántos orgasmos se pueden tener en una noche de amor? Es algo que me pregunta la gente, preocupada. Quizás porque yo vivo diciendo que tengo muchos orgasmos y, entre nosotros, ¡cada vez más! Esto me lleva a una triste conclusión: qué mal estamos, sexualmente hablando, los seres humanos de Occidente. La mayoría de las parejas tiene un sexo aburrido, mecánico y pobre. Qué pena.

Antes, se creía que sólo una cantidad mínima de mujeres eran multiorgásmicas, o sea, tenían la capacidad de tener muchos orgasmos seguidos. Ya sabemos que toda mujer puede ser multiorgásmica. Si lo es o no, depende de su compañero, quien debe estimularla tan pronto empieza a “sosegarse” luego de un orgasmo, o sea, a entrar en la etapa de resolución. El ser estimulada sexualmente, al poco tiempo de obtener su primer orgasmo, la mujer puede volver a excitarse y tener uno, dos, tres, cuarenta orgasmos si quiere, y cuando alcanza el último, es tan fuerte y placentero, que será casi una experiencia de éxtasis.

Después, se creía que los hombres no podían tener más de un orgasmo. Hoy la ciencia ha confirmado que el hombre, si logra separar la eyaculación del orgasmo con ejercicios simples, puede ser multiorgásmico como la mujer. Sólo debe aprender a tener orgasmos sin eyacular. Esto se consigue con un simple ejercicio, adquiriendo control sobre el músculo pubocoxígeo. Si controla esto y otras cosas, podrá hacer el amor toda la noche sin parar, hasta que no quiera más, ¡y entonces eyacular!

En Oriente es común y se practica aprender a tener orgasmos múltiples. Ellos lo descubrieron mucho antes que nosotros. Mientras más veces tengamos orgasmos o más nos acerquemos a uno y lo detengamos, más fuerte y gratificante será el orgasmo final.

La cultura judeo-cristiana y sus desaciertos y tabúes hacia la sexualidad nos han creado serios conflictos con el sexo. Por esta razón, muchos tienen un sexo muy mecánico, casero y rutinario. Si algo odia una mujer es tener sexo monótono, casero, mecánico y predecible. El hombre, por su miedo a perder la erección, tiende a ir directo al grano, además de que se satisface mucho más rápido que la mujer, no disfruta hacer el amor y termina siendo muy mal amante. Las mujeres queremos un amante de mano lenta, las mujeres adoramos el sexo gourmet, el sexo que es como una buena cena y va despacio, suavemente y tomándose su tiempo.

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